Pisos de control

Me ha dado por pensar que si, en vez de “proteger” a las mujeres víctimas de violencia machista encerrándolas en pisos “de acogida”, donde sus verdugos las encuentran y persiguen y hasta llegan a ensangrentar o extorsionar a ellas y a sus criaturas, se construyeran pisos blindados y vigilados para ellos, para los verdugos, donde estuviesen obligados a pernoctar, vivir, cocinar, limpiar…, custodiados de la casa al trabajo y del trabajo a casa, sin permitirles salir de bares ni al fútbol ni a nada, con la tele sólo a ratos, sin ordenadores ni móviles para que no pudieran atosigar a las mujeres; y que ni sus familias ni sus amigos pudieran darles palmaditas en el hombro ni decirles cosas como macho tienes razón o hay que ver lo que son las mujeres; pisos para ellos donde, además, estuvieran obligados a hacer largas e intensas sesiones de concienciación y reforma de su pensamiento machista hacia el pensamiento igualitario, desmontando sus costumbres, sus ideas posesivas, sus celos; con acciones de respeto, con compromiso de comportamiento cívico, con estrecho y fuerte seguimiento de sus palabras y actos, con impedimento físico, moral y legal de acercarse a quienes han dañado hasta que cambien, o ni eso; con letreros en las puertas donde se anunciaran cosas como “aquí viven y se reforman algunos machistas”…, tal vez esos varones irredentos, encerrados en pisos “de control”, cambiarían algo. Y, de paso, viendo eso, tal vez otros potenciales victimarios que pudieran estar tramando el someter a sus mujeres se lo pensarían dos veces antes de hacerles daño…