El túnel de tu nombre
Cuando te pronuncio, robo algo del tú que hay en tu nombre.
Es absurdo que tan pocas letras se pongan a decir quién eres y te traigan a mí, con sus patitas de mosca en un teclado o un papel. Es una locura verte entre mis cosas y pensar que tu nombre se aloja en la pantalla, en la cocina o en la colcha de mi cama. Es un delirio descubrir que los que me ven nombrarte levantan muros de espejo que te reflejan sobre mi piel. Y aprendo que estoy loca porque te pinto en las paredes de mi casa y porque te llamo por las esquinas y salgo con las letras de ti entre los coches, a buscarte, loca, corriendo con tu nombre a encontrar tu cara en mi corazón, en la distancia exacta del eco de ti que retumba entre mis manos y tu cara, y que te dice a gritos por las calles de Madrid y entre los árboles de los parques porque, con las hojas del otoño, revolotea como una bandada de pájaros y viene a posarse en mi abrazo.
Voy a decir tu nombre en vez de hola y adiós y buenas tardes, y tu nombre será la casa que me contiene y, cuando muera, los ángeles del cielo se reirán de mí y pedirán a Dios que me condene a vivir en los pasos secretos donde tus letras respiran.
Es absurdo que tan pocas letras se pongan a decir quién eres y te traigan a mí, con sus patitas de mosca en un teclado o un papel. Es una locura verte entre mis cosas y pensar que tu nombre se aloja en la pantalla, en la cocina o en la colcha de mi cama. Es un delirio descubrir que los que me ven nombrarte levantan muros de espejo que te reflejan sobre mi piel. Y aprendo que estoy loca porque te pinto en las paredes de mi casa y porque te llamo por las esquinas y salgo con las letras de ti entre los coches, a buscarte, loca, corriendo con tu nombre a encontrar tu cara en mi corazón, en la distancia exacta del eco de ti que retumba entre mis manos y tu cara, y que te dice a gritos por las calles de Madrid y entre los árboles de los parques porque, con las hojas del otoño, revolotea como una bandada de pájaros y viene a posarse en mi abrazo.
Voy a decir tu nombre en vez de hola y adiós y buenas tardes, y tu nombre será la casa que me contiene y, cuando muera, los ángeles del cielo se reirán de mí y pedirán a Dios que me condene a vivir en los pasos secretos donde tus letras respiran.