Sonetos danzan
¡Qué hacer con la tristeza que me abunda,
que exige lo que el corazón se calla,
convertida en silencio, donde halla
silencio del silencio que me inunda!
¡Cómo hacer que una pena tan profunda
que enturbia, que socava, que avasalla,
no brote de mi rostro y de mi talla
cambiándome el amor en barahúnda!
Porque tengo en el cuerpo un agujero
que cala por los huesos, cante jondo
hundiendo la esperanza, donde el fondo
es mi centro y un lago prisionero.
Y ese lago, volcado y pajarero,
revierte a lo que eras, porque rondo
el anhelo de ti y me desfondo
y se vuela y se vuela, viajero.
Te pienso y te sonrío en los crueles
espejos que me acercan al modelo
de imagen de tu imagen, donde dueles.
Te siento en mi llorar. Mi desconsuelo
se vuelca entre mis cosas y papeles,
me ahoga, encadenada, por el suelo.
Tengo un hueco en el cuerpo, que me abarca
del vientre hasta la cara, y no consigo
encontrarme en la sangre que me encharca.
Si amarte fue alegría, es un castigo
saber que lo vivido, que lo enmarca,
fue estar y no poder ya estar contigo.
que exige lo que el corazón se calla,
convertida en silencio, donde halla
silencio del silencio que me inunda!
¡Cómo hacer que una pena tan profunda
que enturbia, que socava, que avasalla,
no brote de mi rostro y de mi talla
cambiándome el amor en barahúnda!
Porque tengo en el cuerpo un agujero
que cala por los huesos, cante jondo
hundiendo la esperanza, donde el fondo
es mi centro y un lago prisionero.
Y ese lago, volcado y pajarero,
revierte a lo que eras, porque rondo
el anhelo de ti y me desfondo
y se vuela y se vuela, viajero.
Te pienso y te sonrío en los crueles
espejos que me acercan al modelo
de imagen de tu imagen, donde dueles.
Te siento en mi llorar. Mi desconsuelo
se vuelca entre mis cosas y papeles,
me ahoga, encadenada, por el suelo.
Tengo un hueco en el cuerpo, que me abarca
del vientre hasta la cara, y no consigo
encontrarme en la sangre que me encharca.
Si amarte fue alegría, es un castigo
saber que lo vivido, que lo enmarca,
fue estar y no poder ya estar contigo.