Hasta siempre, Carmen Munuera Bassols
Mirándote en
tu descansado estado
me atrapa la congoja, y el aliento
suspira, sentándome a tu lado.
Me quedo para verte porque siento
tu espíritu y tu voz. Soy la aventura
de habernos encontrado y un intento
de darte este consuelo en la escritura,
esta carta, corazón. Yo no quería
dejarte con palabras de amargura.
Quería componerte en poesía,
sentirte con mis venas, mis neuronas,
ser dulce entre lo dulce que te unía
a todos, con tus manos, tu persona.
Nos dejas de repente, en el olvido
caminas, silenciosa, por tu zona.
Me duele tu marchar, ya convertido
en voces, en cariño y en desvelo,
pensándote en palabras que he vivido.
Te encuentro en mi soñar. Será un consuelo
que llenes de presencia nuestra vida,
cuidándonos, cuidando nuestro duelo.
Es pronto para irte. En la salida
del día hay un anuncio de la tierra
que nace con tu luz. Está vestida
de un cielo demudado que se aferra
a estar así, a tu lado, triste, quieta,
acariciándote el alma pajarera.
Me dueles en tu estar muda y sujeta.
Mi llanto, mi cariño, mi sigilo
se lanza en un mensaje de cometa.
Te has ido de mi dedos, y a tu hilo
me ato en desconsuelo, que te nombra
deshecha en este adiós, donde ventilo
tu nombre, tus palabras y tu sombra.
Soy tú, soy tu pensar, soy tu alborada,
te quedas en la fuente que te nombra.
Te miro con el alma destemplada
de llanto, que se vierte desde el fondo,
llamándote sin voz, en la estacada.
Espíritu de lagrimas, te rondo,
queriendo conservarte aquí, a mi lado,
guardándote, sentada aquí, en lo hondo.
Hermana, corazón, te me has marchado
sin tiempo y te has quedado sosegada
con besos y un adiós precipitado.
Tu genio, en tu figura y en tu alzada,
se queda aquí, abrochado. Y disimulo,
la triste soledad desmesurada
que guardo, que medito y que acumulo.
Me abrazo a tu saber y a tu presencia
llorando sin pensar. Pero articulo
un sueño que me diste, tu conciencia,
tus cosas, tus proyectos y tu gente.
Y el ser de los que estamos, en tu ausencia,
guardamos tus canciones en la frente.
Madrid, 11 de febrero de 2015
conciencia
me atrapa la congoja, y el aliento
suspira, sentándome a tu lado.
Me quedo para verte porque siento
tu espíritu y tu voz. Soy la aventura
de habernos encontrado y un intento
de darte este consuelo en la escritura,
esta carta, corazón. Yo no quería
dejarte con palabras de amargura.
Quería componerte en poesía,
sentirte con mis venas, mis neuronas,
ser dulce entre lo dulce que te unía
a todos, con tus manos, tu persona.
Nos dejas de repente, en el olvido
caminas, silenciosa, por tu zona.
Me duele tu marchar, ya convertido
en voces, en cariño y en desvelo,
pensándote en palabras que he vivido.
Te encuentro en mi soñar. Será un consuelo
que llenes de presencia nuestra vida,
cuidándonos, cuidando nuestro duelo.
Es pronto para irte. En la salida
del día hay un anuncio de la tierra
que nace con tu luz. Está vestida
de un cielo demudado que se aferra
a estar así, a tu lado, triste, quieta,
acariciándote el alma pajarera.
Me dueles en tu estar muda y sujeta.
Mi llanto, mi cariño, mi sigilo
se lanza en un mensaje de cometa.
Te has ido de mi dedos, y a tu hilo
me ato en desconsuelo, que te nombra
deshecha en este adiós, donde ventilo
tu nombre, tus palabras y tu sombra.
Soy tú, soy tu pensar, soy tu alborada,
te quedas en la fuente que te nombra.
Te miro con el alma destemplada
de llanto, que se vierte desde el fondo,
llamándote sin voz, en la estacada.
Espíritu de lagrimas, te rondo,
queriendo conservarte aquí, a mi lado,
guardándote, sentada aquí, en lo hondo.
Hermana, corazón, te me has marchado
sin tiempo y te has quedado sosegada
con besos y un adiós precipitado.
Tu genio, en tu figura y en tu alzada,
se queda aquí, abrochado. Y disimulo,
la triste soledad desmesurada
que guardo, que medito y que acumulo.
Me abrazo a tu saber y a tu presencia
llorando sin pensar. Pero articulo
un sueño que me diste, tu conciencia,
tus cosas, tus proyectos y tu gente.
Y el ser de los que estamos, en tu ausencia,
guardamos tus canciones en la frente.
Madrid, 11 de febrero de 2015
conciencia