lago de mar
Arriba el cielo y su llorar de nube
Abajo el mar con su profunda sima
detrás el cierzo que sacude y lima
la color frutal que por delante sube.
Arriba el alma: su silencio incube
el éter blanco que incesante arrima.
Un olear vagante su olear anima
y un ritmo de aire se voltea en uve.
No ha podido la barca atravesarlo
ni podrán mis esfuerzos de colmena
suavizar la linde ni podrán colmarlo.
Es mi lago de agua como una serena
porción de ti y de mí que, sin cruzarlo,
me deslíe en ti y en amor me drena.